martes, 12 de octubre de 2010

Disección

Caminando bajo la lluvia aquel joven, daba paso hacia la orden del día, buscando que hacer, encontrando que ganas de hacer tenía atrás de su lengua. Volteó como si alguien le susurrara sólo para él, lo primero que miró fue esa casa azul cielo con una puerta blanca y reducida abierta, se alcanzaba ver un pasillo oscuro sin fin, cruzó la calle de la curiosidad creciente que le surgió aquella puerta -¿Hacia donde va, por que esta abierta de par en par?-. Observó fijamente la imagen del interior detrás de la puerta; una que otra haz blanca que surgía de arriba, como si el sol pasara por filtros o árboles de copas frondosas; una luz amarilla demasiado tenue, simpática y tentadora que yacía al final del vestíbulo; él quiso ver que provocaba esa luz, cruzó el vestíbulo en ciego. Notó que era una puerta con una ventana de pequeños cristales pegados entre si, lo que impedía ver el interior, sin embargo estaba casi cerrada -¿Será bueno que entre?-; entró.
Temblando y sonrojado se quedó parado al voltear tras cerrar la puerta, lo único que podía hacer del impacto era dirigir su espalda a la pared sin dejar de mirar entre el buró que contenía la luz que emergía al exterior y un ropero ligeramente bajo y poco ancho a una mujer durmiendo desnuda boca abajo de su cama; un cuerpo sumamente definido, criatura en yeso vivo, no podía ser más perfecta, aún con dos cicatrices en la espalda, las podía disfrazar su cabello largo carbón; ella hace ruido y se mueve.
Él se queda pensando si quedarse o salir y no volver, abre la puerta dando un pequeño giro en su eje y al dar el primer paso, se paralizó, unos brazos lo estaban envolviendo, apenas una barbilla suave alcanza uno de sus hombros, oye una voz dulce y piadosa, -vuelve aquí, vuelve conmigo-. Regresa, ella hace que se siente en su cama, lo empieza a desvestir, temeroso termina él de quitar toda ropa que poseía, ella toma una de las manos de él y lo ella hacia la linea que termina su pecho y comienzan a sentirse sus costillas -Tocame-; cierra sus ojos, hace lo que ella le pidió, cada momento desaparecía su timidez, se convertía de alguien inocente a alguien que solo quería sentir de esa manera (¿Sentir qué sensación?); la recuesta.
Él solo lo estaba haciendo; se perdía de donde estaba, por que llegó ahí pero solo lo hacía. Ella comenzaba a perderse, lo deseaba y lo estaba logrando, tenía la sensación de éxtasis invadiendo sus oídos, quería volar hacia lo blanco, pero volteó hacia la pared, vio su pedazo de tela que tenía en su cabecera, a lado de ella, se acercó lo que pudo, lo huele, recordó que estaba ahí; en la espera de quien poseía ese olor, huele el cuerpo que yacía sobre de ella, no era el mismo olor que el de su tela -No eres tú- gritó dentro de si, él apenas volvía de donde se perdió, ella le grita -¡No eres tu!-, él trata de responder -¿No soy quien?- pero ella saca de la nada una daga debajo de su almohada, lo empuja sacándole hasta el último aire que tenía en sus pulmones, lo recarga a la primera pared que encontró mientras penetraba su cuello con la daga, él no tiene la oportunidad de regresar completamente.
Ella saca de su ropero un paquete de gazas y cintas adhesivas lo más rápido que logra hacer, coloca las gazas en el cuello antes de que ensucie el piso y envuelve todo su cuello de cinta, mueve el ropero como si fuese otra puerta más, dando hacia un pequeño vestíbulo blanco que contenía en sus lados dos puertas y enfrente una escalera que conducía hacia arriba, ella se dirige a una de las dos puertas, toma una ducha, se notan que en sus ojos una línea de iris café oscuro que contenía toda la pupila dilatada, como si no hubiera ninguna luz en su alma. Empieza a escucharse de manera creciente un tono de jazz que surgía de la otra puerta, ella sale en toalla en dirección a la otra puerta, toma el dispositivo donde provenía el tono y lo calla
-¿Que pasó?-
-Necesito unas preparaciones-
-¿De que?-
-Hígado-
-¿Algo más?-
-si tienes más órganos mejor-
-¿pueden ser más grandes que las demás preparaciones que te he llevado?-
-¿Ahora que animal es?, bueno en realidad es lo de menos, tu traelas, sabes que necesito de todo-
-¿La misma técnica?-
-La única técnica que puedes hacer, sabemos que no tienes congelador-
-¿Coloración en especial?-
-La más ocupada por mi: H-E, pero si tienes muestras para más tipo de coloración mejor-
-Esta bien, te las llevo el viernes-
-Perfecto, entonces te veo el viernes, adiós-
Deja el dispositivo donde lo tomó, se viste de manera de fiesta, al final el toque de una bata perfectamente blanca y planchada, con corte sastre en estilo de ella; regresa al cuarto donde había dejado a aquel joven, lo carga procurando que su cabeza esté a una altura mayor que el resto del cuerpo sin derramar sangre, se dirige hacia donde llevan las escaleras, lo deja en ese restirador; abre su estuche de disección, comienza a cortar.